Como se esperaba, fue una pelea emotiva. Como se esperaba, César Cuenca le iba a dar problemas a Claudio Olmedo. Lo que la mayoría no esperaba, es que Cuenca, apodado "El Distinto", iba a ganar casi cómodamente a lo largo de los 12 asaltos. Y, como se esperaba siguiendo con el juego de palabras- los jurados no dejaron también de ser protagonistas. Empezar el comentario de una pelea ocupándonos de los jueces se ha convertido en una práctica habitual, aunque insoportable. Así que, dado que finalmente, la pelea valió la pena, dejaremos las tarjetas para el final.
Ambos habían anticipado lo importante de esta pelea, en la que se puso en juego el campeonato Latino, en poder de Olmedo, de las 140 libras. El campeón fue
Cuenca durante un largo tiempo, "hasta que me enteré de que me lo habían sacado cuando se anunció esta pelea", según dijo el entonces ex campeón y ahora, de nuevo, titular Latino. Cuenca, que dejó de ser el número uno del ranking OMB sin haber perdido con nadie, recibió una oferta importante para viajar a General Villegas, la tierra de Claudio Olmedo. Y aceptó.
A su vez, la gente que rodea a Olmedo, se venía quejando de la falta de rivales importantes para su boxeador, y de ahí surgió la idea de la oferta a Cuenca. Visto ahora, y aunque lo escribimos antes, no fue una buena elección, porque Cuenca posee un estilo negativo, de muy buenas piernas, que jamás acepta la pelea franca, y que por eso mismo es capaz de deslucir a cualquier rival. De hecho, y por estas razones, HBO lo descartó como rival de Juan Manuel Márquez en México, hace dos meses.
Veloz, moviéndose de lejos, pero sin olvidarse de tirar golpes, Cuenca arrancó con su derecha en punta, moviéndose a los laterales. Olmedo, plantado en el centro del ring, persiguiendo en línea recta al rival y apostando a su derecha larga, lució más lento que nunca ante el ritmo de su oponente. Así fue prácticamente toda la pelea. En el cuarto, Cuenca, que solamente tiene una victoria por fuera de combate en su campaña invicta de 45 peleas, pareció conmover a Olmedo, y eso sí fue una noticia, pero el aluvión de golpes se terminó con la campana y no se reanudó después.
Olmedo pareció reaccionar al final y, de hecho, logró sacudir en algún momento a Cuenca, pero fue también como una lluvia de verano: fugaz y que no cambia nada. Para colmo de sus males, Olmedo lanzó varias veces el protector bucal, y aunque en algunos casos fue por golpes, y no voluntario, el referí Hernán Guajardo de correcta actuación- le descontó un punto en el octavo asalto.
Cuando llegaron al último, y a pesar del cansancio, Olmedo salió a buscar una mano afortunada, lo que a esa altura parecía, como lo fue, imposible. Cuenca, que le ganó en las combinaciones de golpes en una proporción de casi tres a uno, siguió bailoteando, aunque menos, sabiendo que la pelea estaba ganada. Con un Cuenca que lanzó más golpes un déficit grave en él en otras peleas-, que dominó prácticamente toda la noche la distancia y los tiempos, y que jamás tuvo un momento realmente crítico, no había duda alguna de su triunfo. Los gritos de Julio García en el rincón de Olmedo, denunciaban a las claras de que se veían venir la derrota. ¿Fue así? Sí, pero también se hace necesario analizar las tarjetas de los jurados.
Cuenca Cesar vs Olmedo Claudio
Ramón CairoEl Distinto Cuenca dominó ampliamente a Olmedo
Para Luis Romio, Cuenca ganó por 118-117, o sea cinco puntos más uno de descuento. Para Jorge Milicay, Cuenca se impuso por apenas dos puntos, 114-112, o sea que, en realidad, y luego de 12 asaltos, tenía apenas un punto para el nuevo campeón., Y, en cuanto al doctor Luis Doffi, la pelea, ¡Fue empate!, ya que votó por 114-113, o sea que, sin el descuento de un punto, Olmedo hubiera alcanzado la igualdad. Es muy difícil explicarse cómo puede ser, que en una pelea en donde un boxeador dominó los tiempos, las distancia y manejó la mayor cantidad de golpes, obteniendo una victoria absolutamente clara, para dos jurados haya apenas obtenido la más mínima diferencia. Se podrá argumentar que Olmedo estaba peleando de local, lo cual a esta altura es un hecho triste, pero inaceptable.
En cuanto a quienes decidieron ofrecerle a Cuenca la pelea con Olmedo, seguramente ahora estarán lamentado la decisión. Cuenca, que vuelve a ser campeón Latino de la WBO, suma ahora 43 peleas ganadas (1 sola por fuera de combate) y 2 sin decisión. Está séptimo en el ranking mundial de ese organismo. Olmedo, campeón argentino, sudamericano interino y Latino interino del CMB, no solamente se queda sin un cinturón, y con una derrota más suma 26 peleas ganadas, 25 por fuera de combate, o sea que solamente una vez ganó por puntos, 4 perdidas y una sin decisión- sino que seguramente bajará algún escalón en el ranking WBO, donde figura octavo.
Cuenca, un boxeador que hace todo bien, pero que no define, y que muchas veces termina aburriendo por lo monocorde de su actuación y por su falta de explosión, esta vez agregó mayor cantidad de golpes a su repertorio y ello fue una clave de su victoria. Olmedo, quien en ningún momento logró cerrarle los caminos a un rival zurdo y de gran movilidad lo persiguió en línea recta, apostando todo a una derecha larga con la que llegó pocas veces- quedó expuesto en todas sus falencias técnicas: ante adversarios que vayan al choque, El Pumita tendrá chance de hacer daño, pero para competir a un nivel superior, como quedó demostrado este sábado, tendrá mucho que mejorar.
Cuenca es un buen boxeador, que demostró ante Olmedo que se puede bailotear mucho, pero que también es bueno lanzar golpes, como lo hizo. Se ganó, sin dudas, un reconocimiento futuro de las autoridades de la WBO, quienes lo bajaron del primero lugar simplemente por haber cometido el pecado de "no dar espectáculo". Bueno, ahora lo dio, ganó sin dudas y ofreció una muy buena pelea. ¿Qué más se le puede pedir?
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