Nunca antes un deportista boliviano había llegado tan lejos y menos subido a un podio mundial, hasta que en 1990 apareció un jovencito de nombre Julio Tufiño, más con pinta de modelo que de boxeador. Tenía 17 años, estudiante del cuarto medio en el colegio Marista y se entrenaba para representar al país en el Mundial Juvenil de Boxeo Amateur llevaba a cabo en Lima (Perú). De eso hace ya 24 años.
Hoy, camino a los 42, profesional y el sostén de una sólida familia, aún recuerda ese histórico día y nos invita a repasar juntos cómo fue que lo eligieron para ese viaje y qué sintió al ver flamear la tricolor tras obtener el subcampeonato mundial. “Recién ahí me di cuenta de que no era solo Julio Tufiño, sino que me llamaba Bolivia”, sostiene.
Para que no se piense que fue un advenedizo ni un afortunado, empezó en karate shotokan a los 8 años y paralelamente hacía yudo. En 1985 fue campeón nacional de katare y en ese ir y venir tras cosechar muchos títulos, incursionó en el full contact con Jhon Pérez Anderson, obteniendo el título nacional en 1989. “Quería más, me apasionaban los deportes de contacto”, dice.
Cada paso que daba era una exigencia más. No contento con lo alcanzado en las artes marciales recibió una invitación para boxear, y sin más vueltas estaba subido nuevamente en un ring, debutando como miembro de la selección cruceña en un torneo nacional en Santa Cruz, noqueando a los 15 segundos del segundo round al paceño Carlos Lobo. Esa impresionante carta de presentación, además de su imponente estatura y potencia en los puños, lo llevó a integrar una reducida delegación de tres al Campeonato Mundial, que lo lanzó al estrellato.
Se fue de Viru Viru sin que nadie diera un peso por él y volvió siendo subcampeón mundial. Sin embargo, no todo fue color de rosa, una vez en Perú comenzaron los problemas. No tenían la acreditación oficial para participar, tampoco la cartilla de presentación que se la obtuvo regalada de la delegación australiana. Para colmo, del hotel recibieron la noticia de que por falta de pago iban a ser desalojados. La embajada de Bolivia en Lima actuó rápido cubriendo los gastos y así quedó habilitado para pelear él y los otros dos, Dimitri Soto y Julio Yapura, eliminados en primera ronda.
Su primera pelea fue contra el canadiense John Gouthro, al que venció por puntos 27-10. Su rival en semifinales fue el puertorriqueño Miguel García, que en la carpa de al lado recibía instrucciones de la leyenda cubana Teófilo Stevenson, tres veces campeón mundial olímpico. Aun así sabía que tenía que ganar. Como no tenía botas reglamentarias, un boxeador egipcio le prestó las suyas y encima se rompieron antes de la pelea.
“Le voy a sacar la cabeza sí o sí”, le había confiado a su entrenador Gonzalo Ledezma, molesto porque su contrincante quiso ‘chicanearlo’ en el saludo. Dicho y hecho, el puertorriqueño cayó tres veces en menos de dos minutos y el boliviano estaba a un paso de la gloria. En la final se enfrentó al alemán Brugtos
Torsten, ganador por un punto de diferencia, pero los entendidos dijeron que debió ser a favor Tufiño. Al final, el rincón boliviano se enteró de que el rival era el campeón de Europa y sobre sus hombros tenía más de 100 peleas, contra una sola de Tufiño, antes del Mundial.
Mirar al pasado reconforta, pero al mismo tiempo sirve de impulso para lograr otras metas. Al volver de Perú tenía decidido ingresar a la Universidad y con ese nuevo paso en su vida las peleas pasaban a un segundo plano. Poco a poco se fue alejando de sus pasiones deportivas porque al casarse muy jovencito había que comenzar a transitar otro camino mucho más largo y difícil, pero no menos satisfactorio.
Fue galardonado por muchas personalidades e instituciones, entre las más importantes, la Tahuichi, el Instituto de Deportes, la Cámara Junior, y el mismo presidente de la República, Jaime Paz Zamora, pero la mayor condecoración se la dio la Asamblea del Deporte en 2000, nombrándolo deportista del siglo
Su perfil
Fecha de nacimiento 7 - 07- 1972
Edad 41 años
Julio Sergio Tufiño Justiniano estudió en los colegios Soria School y Marista, e Ingeniería Comercial en la UPSA. Es el segundo de cinco hermanos: Genaro, Emilio, Cristiani y Germán. Sus padres son Víctor Luis Tufiño Banzer y Gaby Justiniano Pereira. Está casado con Cynthia Lilienfeld López y tiene cuatro hijos: Mariana (20), Sergio Adrián (16), André (14) y Raffaella (6). Desde hace seis años y medio es gerente general de Coopegan Ltda.
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