martes, 23 de octubre de 2012

Narváez defenderá su corona ante García

El ámbito del estadio de la Federación Argentina de Box, de pronto, se colmó de un sentimiento especial, diferente. Curtidos hombres del ring -boxeadores, técnicos, veteranos periodistas, jurados y otras autoridades-, cedieron, por un momento, ante el impacto del momento. Bajo el techo en donde nació la rivalidad de Alfredo Prada y José María Gatica, El Mono, y en donde Omar Narváez comenzó a mostrar sus primeros destellos de gran boxeador, hubo una especie de respetuoso silencio.

El pasado miércoles, en el Luna Park, Narváez debía defender su corona superrosca WBO ante el mexicano Johnny El Laberinto García (16-3-1, 8 KO). Sin embargo y tras la conferencia de prensa efectuada el lunes, se confirmó una triste noticia: había fallecido, a los 61 años, don Estanislao, el padre del campeón mundial.

Así que cuando se supo que, efectivamente, el Luna Park podía correr la fecha para el sábado 20, Narváez decidió viajar a Trelew, Chubut, para despedir los restos de su padre. Así el combate vio modificada la fecha, en una decisión que es inédita en los anales del estadio Luna Park, ya que nadie recuerda alguna situación similar.

Cuando llegó el momento del pesaje, ante más de doscientas personas, la ceremonia de la balanza casi pasó inadvertida. Osvaldo Rivero, promotor de la pelea, le ofreció al equipo mexicano subir primero a la báscula, pero le cedieron el lugar al campeón. Narváez -quien tiene una marca de 36-1-2 con 19 KO, y que defenderá su corona por quinta vez en el Luna Park- registró 52 kilos (el límite es de 52,163, 115 libras), pero fue lo menos importante porque, de inmediato, estalló un cálido abrazo.

García registró 51,550 y su presencia quedó opacada por el momento. No fue para menos, porque el propio campeón pidió que le trajeran una bandera y alienados tras ella, posó con todos sus hermanos: Néstor Daniel, Mario, Marcelo y Jorge. Con Néstor, que tiene una marca de 20-02, El Huracán viajará a Japón para la pelea que su hermano sostendrá con Toshiyuki Igarashi (16-1-1, 10 KO) el 3 de noviembre.

Habló muy poco Narváez, ya que tras obtenerse la foto, el equipo, con la cabeza baja, decidió retirarse. "Esto solamente tiene que darnos más fuerza que nunca a mí y a mi hermano, Néstor, para cuando pelee por el título mundial, tenemos que ganar, para honrar a nuestro padre", dijo, apenas, el campeón.

Luego siguió la ceremonia con los demás peleadores, en una velada que ofrece nombres atractivos, como el deber profesional de Celeste Peralta, la segunda presentación de Brian Castaño -- una de las jóvenes promesas del boxeo argentino- o la actuación de Billy El Niño Godoy, número uno de la categoría mediano del CMB, o sea retador oficial de Sergio Maravilla Martínez. La pelea de campeonato será dirigida por Roberto Ramírez Junior de Puerto Rico. Y los jurados serán Roberto Ramírez -- padre del referí--, Ramón Cerdán, de Argentina, y David Singh, de Panamá.

Por un momento, todo quedó atrás, fuera de foco, en un segundo plano, mientras que, en una imaginaria fotografía, el rostro serio y curtido de Omar Narváez quedó en primer plano. El rostro de un hombre que, ante la pérdida de su padre, decidió rendirle su mejor culto, el de pelear. Y ganar. Eso se verá este sábado en el Luna Park. Mientras tanto, el gesto de cinco hermanos, unidos por el boxeo y mas unidos que nunca ante la pérdida, quedó como un momento diferente, distinto y único. En el nombre del padre, unidos como nunca, junto al campeón y más que eso, junto al hombre.

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