domingo, 23 de febrero de 2014

31 AÑOS MARCADOS POR EL DOLOR Y LA GLORIA ‘No soy una miserable, no sientan pena por mí’

No fue fácil ver la luz, a la que ella llama sabiduría, en medio de tanto dolor. Siendo una adolescente, de poco más de 15 años, la muerte pudo haber sido su destino. Más de una vez, Jennifer Salinas pensó en quitarse la vida estando al mando de un vehículo y hasta llegó a tomarse casi una treintena de antidepresivos, al punto que la encontraron desmayada y solo un lavado de estómago en dos días de hospitalización pudo salvarla de esta extrema decisión.

Por esos mismos años, cuando vivía en Michigan (Estados Unidos), buscó refugio en personas que no debía, como ella misma admite. Entabló amistad con miembros de pandillas juveniles, un ambiente donde fumar y tomar trago era cosa de todos los días. “Era muy peligroso, empecé a pelear bastante en las calles y en el colegio”, relata la ahora mujer de 31 años.

Y es que Jennifer buscaba una salida a su dolor, a esos años que le habían pintado el lado más oscuro de su vida al haber sido víctima del abuso sexual en manos de dos hombres, conocidos de su familia y de los que ahora solo vive uno, Raúl, aquel a quien el 17 de febrero de 2014, lejos del ring y en la intimidad de su hogar, retó públicamente en un video que colgó en las redes sociales.

Pero para llegar a eso tuvieron que pasar muchas cosas y aún están pasando. Desde pequeña se volvió desconfiada de todo, al punto que hasta ahora no aguanta que alguien se le quede mirando con detenimiento, más aún si es hombre. Ella ve el deseo en muchas miradas y eso le trae malos recuerdos. Su esposo Ernesto Guevara (35) la entiende y más de una vez le devolvió la calma con un: “Jenny, no pasa nada”.

“Crecí muy dañada, muy dolida, muy herida”, confiesa ella. Desde sus cinco hasta sus nueve años, el abuso sexual había tomado el control de su vida. Su trauma fue tal, que en su inocencia de niña y su desesperación de aliviar el dolor, incluso llegó a pensar que uno de los violadores era bueno.

Un nuevo escenario

Cuando sus padres se divorciaron, viviendo en Bolivia, su madre Sandra, de origen estadounidense, decidió retornar a su país donde tuvieron que empezar de cero. Junto a su hermano se fueron a Michigan donde un pastor de una Iglesia los ayudó y compraban comida con la ayuda del Gobierno. Esto, si bien la alejó del escenario que le causaba dolor -aunque no fue esa la finalidad del viaje-, el capítulo en su vida siguió abierto. Fue entonces que Jennifer halló en la música cierto alivio. “Me acerqué al sonido de los instrumentos, del piano, la guitarra, el canto y la composición de mis propias canciones por todo lo que me pasó, tenía el corazón partido”, rememora con tristeza.

Mientras estudiaba en EEUU, empezó a trabajar de mesera. “Me considero una excelente mesera, lo haría de nuevo, pero también tenía ganas de hacer algo más. Mientras iba al colegio, donde practicaba natación y soccer (fútbol), sentía que me faltaba algo, que quería algo más. Empecé a boxear (a los 19 años) en un gimnasio que estaba en el segundo piso del restaurante donde trabajaba y aunque desde un principio sentí rechazo y burlas por el simple hecho de ser mujer, gracias a Dios todo salió bien”, relata con alivio la ahora campeona mundial de la categoría supergallo. Esta práctica le ayudó a tener el control del adversario, aquel que de niña lo perdió frente a sus agresores. Confiesa que cuando sube al ring es Johnny (por su agresividad) y fuera de él es Jenny.

Su jefe de prensa, Luis Armando Bottini, que reside en México, compara este episodio de la vida de Jennifer con la galardonada película de Clint Eastwood: Millon Dollar Baby, en la que cuenta la historia de Maggie Fitzgerald (31), una camarera de una tienda que luchó contra todo hasta convertirse en una boxeadora profesional.

En la pelea por la vida

A pesar de haber ganado muchas peleas y en especial la que le dio su título mundial el 16 de noviembre de 2013 en Santa Cruz de la Sierra, para Jennifer la gran pelea de su vida la ganó el pasado lunes. “Este esfuerzo (de ser boxeadora) no vino porque estaba aburrida en mi casa o porque no me gustaba mucho la natación. El intercambio de golpes, el dolor físico, esas ganas de ganar la pelea, todo eso viene a raíz de lo que me pasó, cuando yo era niña perdí esa pelea, él (Raúl) me noqueó una y otra vez y esta es la revancha, ahora me toca a mí noquearlo, sea como sea, le guste a quien le guste, he ido tomando fuerzas toda mi vida para llegar a esto. (El video) es un ‘knockout’ que lo va a dejar en coma emocionalmente, hasta por el temor de salir de su casa, siento que gané la pelea”.

También le hizo frente a las reacciones buenas y malas, que le llegaron hasta con calificativos de ‘sicópata’. “Es mucho más fácil mirar lo exterior, qué ropa traigo, si me muerdo la boca o si estoy hablando muy bajo, en vez de analizar el mensaje que transmito (...) No estoy tratando de hacerme la santa, la heroína, la Madre Teresa, la mujer perfecta, soy una muchacha común, normal, que le gusta el boxeo al que elegí por una razón y que ahora la estoy compartiendo con el mundo”, expresa. Por ratos se siente asustada y es cuando lee los mensajes ‘violentos’ que le mandan algunas personas ofreciéndose para vengarse de Raúl. “Yo no quiero que lo maten”, aclara y cree que la ‘ley del karma’ se encargará de que pague en la otra vida todo lo malo que hizo.

Jennifer tampoco pide que le tengan lástima. “Sé que como humanos van a sentir lástima por lo que me pasó de niña, yo también lo haría, pero no quiero que me tengan pena. Soy una mujer fuerte, tengo una vida bendecida por Dios, tengo un esposo maravilloso, hijos sanos, una familia sana, no sientan pena por mí ahora. Una cosa es expresar mi dolor y otra es ser una persona miserable. No soy miserable por lo que me pasó, aunque sufro por eso. Supe darme mi propia terapia y estoy llegando a la sanación”, dice convencida.

Desde el día del video, se siente liberada. Aunque es obsesiva por la limpieza, como un deseo insaciable de tener una vida ‘limpia’, ahora ya no está limpiando tanto su casa y está más relajada. “Estoy jugando harto con mis niños, lo único que quiero es reír, brincar con mi bebita, estoy poniendo música de Maná, bachatas, canciones alegres y ya no tanto tristes”. Hasta su vida de pareja ha mejorado, esa que también estuvo a punto de perder un día por la sombra que la ha perseguido por dentro, pero que terminó dándole valor para aferrarse a la vida

FRASES

“Soy una persona normal, aunque mi figura es pública. Soy mujer, madre, víctima, todo lo que son muchas mujeres ahora”

“Fuera del ring me importa el dolor de los demás y haría lo que sea para quitarlo; en el ring lo único que quiero es causar dolor”

“Hay quienes piensan que es una estrategia (publicitaria), pero esto no tiene nada que ver con la pelea (que tendrá en mayo)”

FRASES

“Ella es una muchacha dulce, independientemente del punto flaco que todos tenemos siempre. Trabaja duro”
Luis Armando Bottini - Jefe de Prensa

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