El invicto Fury terminó con una racha de 22 victorias seguidas de un Klitschko que llevaba nueve años como campeón del mundo de los pesos pesados. ¿Empieza una nueva era? A la vista del panorama, es muy posible
El británico Tyson Fury protagonizó una de las mayores sorpresas de lo que va de siglo en el boxeo gracias a su merecidísima victoria a los puntos ante el hasta ahora inexpugnable ucraniano Wladimir Klitschko, al que arrebató sus cuatro cinturones del peso pesado (Organización, Organización Internacional, Federación y Asociación).
Nacido en Manchester el 12 de agosto de 1988, Tyson Fury se presentaba en Dusseldorf invicto después de 24 combates, de los cuales 18 los había ganado antes del límite. Por su parte, el pequeño de los hermanos Klitschko contaba con 64 triunfos (53 por KO) y tres derrotas, aunque la última databa de 2004 y acumulaba 22 victorias seguidas y llevaba desde 2006 con al menos un título mundial.
¿Qué pasó entonces? Pues sencillamente que el 'Doctor Martillo de Acero' se encontró con la horma de su zapato, un rival ocho centímetros más alto que él (2,06 por 1.98) y con diez centímetros más de 'reach' (216 centímetros por 206 del hasta este sábado campeón). Desde el principio, se vio que Klitschko no estaba nada a gusto y en la esquina enseguida entendieron que no sería nada fácil.
Muy seguro, Fury conectó los mejores golpes en los tres primeros asaltos en los que el ucraniano apenas lanzó ninguno. Tanto, que Klitschko ya lucía un corte en su pómulo izquierdo antes del quinto. A medida que pasaban los asaltos, quedaba patente que el ucraniano no sabía cómo alcanzar el cuerpo de su rival y, cuando lo intentaba, se le colaba el jab.
Por primera vez, en el noveno round Klitschko conectó un par de golpes buenos, pero fue un mero espejismo y Fury reaccionó para equilibrar el asalto. Ni siquiera el discutible punto que descontó el mediático árbitro Tony Weeks al británico en el undécimo asalto ni los intentos a la desesperada del aún multicampeón alteraron la suerte de una batalla que solo tuvo el color del púgil que devolvió al reinado universal el nombre Tyson (su padre le puso ese nombre en honor del inigualable Mike).
Y esta vez no hubo nada raro en las puntuaciones. Tyson Fury ganó por decisión unánime con una diferencia que respondió a la perfección a lo que ambos púgiles ofrecieron en el cuadrilátero. 115-112, 115-112 y 116-111 para el británico... y eso que le quitaron un punto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario