I mbatido desde hace siete años en el cuadrilátero y triunfador en la arena política, el campeón mundial de boxeo y congresista filipino Manny Pacquiao afronta ahora una dura pelea con el fisco de su país.
“Pelearé hasta el último asalto”, declaró el púgil en respuesta a las denuncias formuladas por la Oficina de Recaudación de Impuestos por no presentar los documentos requeridos sobre los millonarios contratos de sus combates sobre las lonas de Las Vegas y de otros coliseos.
Según el fisco, la declaración de la renta del héroe moderno de Filipinas al que además acusa de no cooperar, se redujo de forma notable en 2010 con respecto a la anterior, aunque sus ingresos fueron al menos igual de elevados.
Durante ese año, en que fue elegido congresista, Pacquiao ganó, al margen de sus empresas y sus múltiples contratos publicitarios, 35 millones de dólares por sus victorias contra el ghanés Joshua Clottey y el puertorriqueño Miguel Cotto.
El púgil, que es también el congresista con más ingresos de su país, puede enfrentarse a una pena de hasta dos años de cárcel, pero dice estar convencido de que no correrá la misma suerte que su gran rival en el ring, el estadounidense Floyd Mayweather Jr, condenado a tres meses de prisión por violencia doméstica.
“Prefiero verle en el ring, no en la cárcel”, dijo el campeón a la prensa filipina.
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