María Figueroa se bajó el sábado del ring con el cinturón en su poder. Consiguió su objetivo, aunque no a través del nocaut.
Desde el sábado, la boxeadora tarijeña porta el título de campeona nacional en la categoría 69 kilogramos, adquisición que hizo suya tras vencer a la cochabambina Claudia Quintana por decisión dividida de los jueces.
El duelo, que se dio en un polideportivo de la zona de la Fuerza Aérea, tuvo del otro lado a una local que se presentó en el cuadrilátero con sensaciones de victoria y favoritismo.
Hubo una de cal y otra de arena para la delegación local. El cochabambino Álvaro Saravia, que se “plantó” con la intención de apabullar a su rival, convenció y se quedó con el duelo por decisión unánime ante el cruceño Luis Rivero, que arribó a la Llajta con la etiqueta de haber competido en torneos fuera de la nación.
Uno de los encuentros que más cautivó a los espectadores fue el que protagonizaron el local Alexander Condori y el chuquisaqueño Rodrigo Durán. El que actuó como dueño de casa se paró con determinación y ello hizo que se valiera del título.
El presidente de la Federación Boliviana de Boxeo, Nicolás Ponce, declaró que “todo salió del bolsillo de los clubes” y de la institución federativa para la organización del torneo.
Ponce aplaudió el “grado de competitividad” creciente que demuestran los contendientes, sobre todo aquellos de Tarija y Sucre.
“Ya se va apreciando que el nivel va subiendo de manera gradual. Eso implica que tengamos que forzar a nuestro plantel para que pueda regirse a un entrenamiento más duro”.
Si la rama femenina ha emergido “con fuerza”, según el mandamás, la masculina ha pasado al frente por su progreso en lo que él llama “explosión” y efectividad arriba del ring.
“Hay buenos valores”.
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