Brian el Ch’ila Fernández palpó la problemática de cerca. De hecho, todavía guarda recuerdos algo vagos en los que visualiza a algún amigo del barrio que no terminó bien por haber optado por el sendero de los vicios.
En la calle, la situación no “perdona”. Los peligros acechan a los más vulnerables. Siempre fue así. Y el boxeador, de 21 años, es consciente de ello. Se cansó de ser un testigo pasivo más entre la masa, por lo que decidió contribuir socialmente de la única forma en que podría hacerlo: enseñando lo que sabe a niños desde los 5 años a adolescentes de 17.
Conocedor de los movimientos en la zona sur (allí nació y creció), Brian montó la Academia Ch’ila Fernández, ubicada a una cuadra y media del puente de La Tamborada, final Panamericana.
Motivar a los más pequeños y a la juventud de su lugar fue el motor que lo impulsó a apostar por su propia escuelita barrial, en la que cuenta con cuatro bolsas de entrenamiento dispuestas en el ingreso de una casa y un cuadrilátero en la parte trasera.
“He visto todo eso. Por elegir el camino del deporte me fue bien. Es lo que quiero (ayudar). A algunos amigos les digo que vayan a entrenar, aunque sea gratis. Deseo formarlos por el buen camino”, contó el joven pugilista, que en los Juegos Suramericanos Cochabamba 2018 compitió dentro de la categoría 49 kilogramos. Ahora, su peso fue eliminado del plano olímpico, por lo que el boxeador del valle se pasó a los 52 kilos.
Observó que hay talento en el barrio. Aunque, claro, hay que pulirlo. Los chicos que asisten ya a su academia lo han convencido. Tienen mucha fuerza, pero carecen de un elemento muy importante: la técnica.
Es en ello en lo que se concentra Brian. “Son más bruscos.Yo era así y me han ido formando hasta que hubo buenos resultados. Pensé: ‘si entreno gente, será brusca al principio, pero la apretaré con técnica y sacaré buenos deportistas. Siempre les digo que si llegué a este nivel, ellos deben superar lo que he sido y soy”.
En su tarea como entrenador, el Ch’ila exige total disciplina y se muestra atento a los movimientos de sus aprendices, que asisten a la academia con guantes de todos los tamaños. Uno de los primeros ejercicios en el calentamiento es saltar con la cuerda. Antes de ello, ninguno puede empezar a pelear.
Fernando, de 10 años, es de la zona. Mientras cumple con las tareas asignadas, su mamá lo espera sentada pacientemente a un costado.
A los más grandes, aquellos que parecen más esquivos, trata de convencerlos con invitaciones. Es más. Muchas veces opta por no cobrarles algunas clases u ofrecerles rebajas para que se sumen al tren de los atletas.
Los precios de las mensualidades son módicos: los que deseen entrenar tres veces por semana, pagarán 80 bolivianos. Pueden escoger los días. Aquellos que asistan diariamente (de lunes a viernes) abonarán 100.
TORNEO DE PRESENTACIÓN El domingo próximo, el boxeador élite inaugurará oficialmente su escuelita (15:30).
Allí presentará a sus nuevos talentos en un festival que contará con la participación de los pugilistas de la Escuela Campeones, dirigida por el ya retirado boxeador profesional Vladimir el Niño Gómez.
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