"El boxeo es un deporte de minorías, llevamos muy dentro ese hambre y ese deseo por ganar, pero el éxito te convierte en una persona sin perspectiva porque comienzas a vivir una vida que nunca imaginaste. Eso conlleva distracciones y seducciones: drogas, alcohol, mujeres... Esas cosas casi me matan", admitió el estadounidense, de 55 años.
Las adicciones comenzaron en 1982, justo después de la primera de sus cinco retiradas. El púgil admitió que la cocaína le hacía olvidar la necesidad de estar sobre el ring, pero también le llevó a abusar físicamente de su primera esposa, Juanita
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